El síndrome de fatiga crónica es una situación en la que las personas afectadas se encuentran en un estado de fatigabilidad de forma persistente e inexplicada ante cualquier esfuerzo ya sea este físico o mental, mantenido en el tiempo.
Siendo la etiología desconocida, existen evidencias de una asociación de este síndrome con infecciones postvirales. Actualmente, se está viendo con más frecuencia debido a la pandemia por la COVID19.
¿Qué es el síndrome de fatiga crónica?
El síndrome de fatiga crónica se entiende como un estado de fatiga crónica que se presenta de forma mantenida o intermitente por un tiempo mayor a seis meses, afectando entre el 1 y el 10% de la población general. Esta fatiga no se puede explicar por una condición médica subyacente. De hecho, uno de los principales desafíos de la enfermedad es que es imposible de diagnosticar con pruebas de laboratorio. Sin embargo, algunos profesionales creen que está estrechamente relacionado con la fatiga suprarrenal o la inflamación sistémica de bajo grado.
El proceso de diagnóstico comienza descartando posibles enfermedades subyacentes y afecciones crónicas hasta que la única opción que queda es el síndrome de fatiga crónica. Si no se trata, disminuye la resistencia, la memoria y la concentración, entre otras.
El síndrome de fatiga crónica afecta principalmente a personas adultas jóvenes, de entre 20-40 años, siendo 2 -3 veces superior en mujeres.
El síndrome de fatiga crónica (SFC), puede resultar en relaciones tensas con amigos y familiares, especialmente cuando no se diagnostica ni se trata. La culpa, la ansiedad y la ira son respuestas emocionales comunes para quienes luchan contra la fatiga crónica.
Esta enfermedad debilitante se manifiesta con falta de energía y motivación, y las mujeres tienen entre 2 y 4 veces más probabilidades de ser diagnosticadas con este síndrome que los hombres.
Síntomas del síndrome de fatiga rónica
Los síntomas del síndrome de fatiga crónica se caracterizan por una clínica evolutiva, que desde el punto de vista didáctico, algunos autores la dividen en:
- Inicio de la enfermedad: Siendo el síntoma cardinal la fatiga. En el comiendo del SFC puede predominar la odinofagia, tos, mialgias, fiebre y la fática, siendo la clínica digestiva menos frecuente.
- Síntomas establecidos o cronificados:
- Fatiga (síntoma cardinal).
- Artralgias.
- Febrícula o distermia.
- Faringitis.
- Adenopatías.
- Otros menos comunes: náuseas, síncope, visión borrosa, parestesia…
Además, se asocia a alteraciones del sueño, insomnio, dificultad para la concentración, hipersomnia…
Causas del síndrome de fatiga crónica
En la actualidad, todavía conocemos muy poco sobre la fatiga crónica y, lamentablemente, la causa es uno de los datos que nos faltan.
Si bien los investigadores continúan buscando cuál es la raíz del SFC, existen hallazgos preliminares de que los desequilibrios hormonales, la respuesta deficiente del sistema inmunológico, las infecciones virales, la presión arterial baja de carácter crónico y diversos déficits nutricionales son factores contribuyentes.
Además, las investigaciones indican que el síndrome de fatiga crónica puede estar relacionado con el estrés oxidativo, la enfermedad celíaca y la sensibilidad a los alimentos o las alergias alimentarias.
En este estudio se considera que los suplementos dietéticos como el glutatión, el ginkgo biloba, proantocianidinas oligoméricas, ácido alfa lipoico o los arándanos, entre otros productos y suplementos dietéticos. Son útiles para el control del estrés oxidativo y para el síndrome de fatiga crónica por su relación directa.
La mayoría de los investigadores creen que es una combinación de factores que pueden variar de un individuo a otro. Los virus que pueden causar SFC incluyen HHV-6, HTLV, Epstein-Barr, sarampión, coxsackie B, parvovirus y citomegalovirus. (7)
Paso a paso: descubre las 4 claves para superar el síndrome de fatiga crónica
Los protocolos de tratamiento convencionales tratan los síntomas en lugar de las causas subyacentes.
A menudo, a las personas con síndrome de fatiga crónica se les recetan antidepresivos y pastillas para conciliar el sueño. En muchos casos, los efectos secundarios de estos medicamentos son peores que los síntomas originales.
Sin embargo, existen recomendaciones especialmente beneficiosas y eficaces (sin efectos secundarios, ni fármacos alopáticos) como las que te vamos a contar a continuación.
Según un estudio de la Revista de Medicina Alternativa y Complementaria, la acupuntura, la meditación, el magnesio, la L-carnitina y la SAM-e (S-adenosil metionina) son los más prometedores en el tratamiento del síndrome de fatiga crónica y la fibromialgia.
En este estudio, se realiza una revisión sistemática con el fin de evaluar la eficacia de las medicinas alternativas en el tratamiento del síndrome de fatiga crónica y la fibromialgia, demostrándose tras la revisión que, tratamientos como la acupuntura, la meditación… Son terapias prometedoras para investigaciones futuras más exhaustivas, así como el magnesio, L-carnitina y la S-adenosilmetionina son productos no farmacológicos con gran potencial.

Paso 1: Eliminar alérgenos y sensibilidades alimentarias
Cada vez más investigaciones apuntan a un vínculo entre las alergias, las sensibilidades alimentarias y el síndrome de fatiga crónica. Las alergias a ciertos alimentos, el polen, metales y otras sustancias químicas ambientales pueden estar causando el aumento del número de personas con SFC.
Según un estudio publicado en Scandinavian Journal of Gastroenterology, el SII, la fibromialgia y la fatiga crónica están relacionados. En un estudio de 84 pacientes que habían sido derivados por problemas digestivos “inexplicables”, casi todos los pacientes (excepto uno) calificaron para un diagnóstico de SII, el 85% tenía síndrome de fatiga crónica y el 71% tenía fibromialgia. El denominador común, según los investigadores de este estudio, es la mala digestión y la sensibilidad a los alimentos.
Gluten y otras intolerancias comunes
Tanto la enfermedad celíaca, como la sensibilidad al gluten relacionada con la enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten no celíaca están relacionadas con la fibromialgia, la fatiga crónica y el intestino irritable (1).
Se ha descrito una relación entre la fibromialgia y la sensibilidad al gluten no celíaca, debido a la buena respuesta clínica tras la eliminación del gluten y, como la reaparición de la enfermedad una vez se reintroduce el gluten de nuevo (1).
Desequilibrio de cándida
Tanto las bacterias como los hongos producen desequilibrios en el tubo digestivo y la piel, alterando en muchas ocasiones funciones orgánicas sistémicas, que pueden derivar en un estado de fatiga prolongado, secundario a una lucha mantenida entre el sistema inmune y los patógenos.
En muchas ocasiones, como consecuencia de las alteraciones sistémicas, la cándida puede terminar por descontrolarse, dando lugar a candidiasis en mucosas y piel, así como en algunas ocasiones, sobre todo en inmunocomprometidos. Candidiasis sistémicas, que someten a un estrés biológico al organismo para mantener y vencer a la Cándida.
Caseína
La caseína, una proteína de los lácteos, puede provocar reacciones alérgicas graves. Una alergia a la caseína es más que una simple sensibilidad a la lactosa. Proviene del sistema inmunológico que produce anticuerpos para proteger contra las proteínas y puede hacer que el cuerpo libere histamina.
Todas estas situaciones conducen a una sobrecarga energética mantenida en el tiempo que puede conducir a estados de fatiga crónica.
Helicobacter Pylori
Las infecciones por Helicobacter Pylori producen importantes desequilibrios en la mucosa gástrica, haciendo que pierda la capacidad defensiva secundaria a los procesos inflamatorios causados por esta bacteria.
Helicobacter Pylori causa no solo alteraciones en los procesos digestivos, sino que además tiene efectos sistémicos, tanto por el empleo de los fármacos para su tratamiento y reducción de síntomas, como por los cambios en el pH gástrico, los efectos sobre el sistema inmune y la inflamación crónica.
Paso 2: Aumentar ingesta de vitaminas del grupo B
Según un estudio publicado en el Journal of Royal Society of Medicine, los investigadores encontraron un vínculo directo entre los niveles reducidos de vitamina B y el síndrome de fatiga crónica.
Vitamina B6
La vitamina B6 es fundamental para múltiples procesos enzimáticos metabólicos, entre ellos la metilación.
La metilación es muy importante para poder luchar contra especies reactivas del oxígeno. Situaciones carenciales de vitaminas del complejo B conducen a un incremento del estrés oxidativo y, por tanto, de lesión celular, provocando la pérdida de la homeostasis.
La importancia de la metilación
La metilación es uno de los procesos moleculares que tiene lugar en el organismo para controlar y regular el metabolismo. Estos procesos de metilación se dan tanto en el control de la expresión génica como en las reacciones enzimáticas cotidianas REDOX.
Para la metilación es necesario el aporte de cofactores como son la B12, B6 y el ácido fólico, entre otros elementos, pero lo importante de estas vitaminas es que deben aportarse exógenamente y sus necesidades se incrementan en diferentes situaciones como puede ser la disbiosis intestinal, estados de estrés crónico, consumo de tóxicos…
Alteraciones en los mecanismos de metilación conducen a alteraciones orgánicas y funcionales. Por ello, es importante suplementar a los pacientes que están sometidos a niveles de estrés elevados, así como a todos aquellos que padezcan patologías en las que se eleven los niveles de estrés metabólico.
Vitamina B12
La metilación requiere vitamina B6, ácido fólico y B12 para que el cuerpo funcione a nivel celular de forma apropiada. Cuando tienes una deficiencia de vitamina B12, se altera el proceso de metilación y puede causar numerosas disfunciones que contribuyen directamente al síndrome de fatiga crónica.
Se ha valorado la importancia de la administración de la vitamina B12 en la lucha contra el síndrome de fatiga crónica, gracias a los resultados de diferentes estudios. En este estudio los investigadores concluyen el efecto positivo de los pacientes a las inyecciones de B12. También alertaron que para que la respuesta sea óptima ha de tenerse en cuenta la posible disfunción tiroidea o la interferencia por el consumo de ciertos analgésicos opioides y otros fármacos que han de ser desmetilados (2).
La vitamina B12 suele encontrarse sin problemas en fuentes cárnicas y pescados, las verduras, algas y algunas hortalizas también las contienen, pero en mucha menor medida, pudiendo en el caso de los veganos o vegetarianos, emplear la opción de suplementación con vitamina B12 para reducir una posible carencia.
Paso 3: Incrementar la toma de magnesio y potasio
Diversos studios muestran que tanto el magnesio como el potasio pueden ayudar a mejorar los síntomas asociados al síndrome de fatiga crónica.
Magnesio
En un estudio publicado en la revista médica británica The Lancet, se encontró que los pacientes con síndrome de fatiga crónica tenían niveles bajos de magnesio, lo que explicaba un recuento bajo de glóbulos rojos.
En este estudio, los pacientes que fueron tratados con suplementos de magnesio reportaron niveles mejorados de energía, un estado emocional más equilibrado y menos dolor. Al final del estudio de seis semanas, todos los pacientes que recibieron magnesio retornaron a su normalidad los niveles de este mineral en los glóbulos rojos.
En pacientes con síndrome de fatiga crónica es importante considerar añadir estos alimentos ricos en magnesio: espinacas, acelgas, semillas de calabaza, kéfir, almendras, alubias negras, aguacates, higos, chocolate amargo 100% puro y plátanos.
Además, se recomienda la ingesta de Agua de Mar. El agua de mar es una fuente de magnesio y otros minerales en proporciones ideales, de forma que facilitan su absorción y disponibilidad orgánica.
Se ha demostrado que en la actualidad los niveles de magnesio se encuentran reducidos en la población mayor de 50 años. Además, cabe añadir que no es fácil determinar las necesidades diarias de un mineral, puesto que esto se basa en la concentración media de este mineral en una población determinada, extrapolándose al resto de la población.
Esta dificultad para determinar la existencia de déficit real de magnesio, así como sus concentraciones óptimas, ha hecho que muchos profesionales suplementen a la población con magnesio, aun cuando en los análisis no se considere que se encuentre en un estado de déficit.
Sobre todo, apoyada esta intervención con la suplementación con magnesio debido a los resultados obtenidos en numerosos estudios en los que la suplementación con Mg+2 ha mejorado la clínica de muchos pacientes en diversas dolencias.
Potasio
El potasio es responsable del equilibrio adecuado de electrolitos en el cuerpo. Los alimentos ricos en potasio incluyen aguacates, espinacas, patatas, agua de coco, kéfir, plátanos, orejones y champiñones.
Los síntomas de una deficiencia de potasio incluyen los síntomas comunes del SFC: fatiga, irritabilidad y calambres musculares. Llevar una dieta rica en potasio puede ayudar a aliviar estos síntomas, especialmente cuando se han eliminado los alimentos que causan alergias.
El agua de mar es una muy buena fuente de potasio, así como de otros iones, por encontrarse en estado iónico y además, en concentraciones similares a las que nos encontramos en los líquidos intersticiales, de modo que se favorece su biodisponibilidad.
Es por esto que se recomienda su consumo como complemento en los cuadros de SFC, fibromialgia y otros procesos similares.
Paso 4: Cuidar (continuamente) el estado emocional y procurar un sueño de calidad
Hoy en día se contempla al individuo desde el modelo biopsicosocial, lo que indica la importancia de las relaciones sociales y el estado de ánimo del individuo para comprender el estado de salud y de bienestar.
Las investigaciones han demostrado, de forma más que evidente, cómo el mundo de las emociones condiciona nuestro estado de salud, siendo la rama de la medicina la que lo estudia en mayor detalle la psiconeuroinmunoendocrinología.
El poder terapéutico del descanso
¡Descansar es mucho más que dormir!
El descanso es una situación en la que el organismo emplea ese tiempo para regularse y equilibrarse, por medio del sueño o simplemente para la reducción de la tasa basal metabólica, de forma que el sistema puede reparar todo lo necesario.
El ejercicio físico es una terapia para el bienestar emocional
Las emociones son producto de nuestras interacciones con el medio y sirven de sensor de nuestro estado de equilibrio global, por lo que forman parte de los sensores de homeostasia orgánica.
Los pacientes afectados por síndrome de fatiga crónica refieren estados de inquietud y preocupación constantes, indicadores ambos de una mala regulación con el entorno y de exceso de formación de EROs, entre otros sucesos, que en conjunto afectan a la calidad de vida de estos pacientes.
Es importante un buen control o gestión de las emociones con el fin de minimizar los efectos que tienen sobre nuestros ejes neuro-hormonales, por medio de la adquisición de habilidades, apoyo social y profesional.
Sueño
Los pacientes afectados con este síndrome padecen insomnio en mayor proporción, falta de sueño delta, agitación nocturna, dificultad para conciliar el sueño… Esta situación agrava mucho el estado de estas personas, dificultando aún más el alcanzar un estado de bienestar mantenido.
Se deben orientar intervenciones cuyo fin sea ofrecer un sueño reparador, una correcta higiene del sueño, a través de técnicas de relajación o incluso con el uso de complementos y/o fármacos que faciliten un sueño correcto, en el que se alcance el sueño profundo, puesto que este es el sueño reparador.
Ritmos circadianos
Los biorritmos forman parte del reloj biológico y marcan los tiempos que debemos seguir para mantener un equilibrio global (de forma genérica).
Tanto los ciclos estacionarios como el ciclo diario condicionan nuestra conducta y biología, por esto la vida ha tenido que adaptarse al medio y, además, el medio es el que ha propiciado el desarrollo de la vida, de modo que somos uno con el entorno y debemos actuar en consecuencia asumiendo que si alteramos nuestras conductas arraigadas en estos ritmos circadianos también alteramos nuestro estado de salud.
Evitar estimulantes
Occidente y estrés son casi sinónimos y para mantener estos ritmos estresantes, en muchas ocasiones se necesitan fuentes que nos den energía suficiente para superar el día a día, siendo aquí donde entran en juego las sustancias estimulantes.
Debemos entender que los estimulantes no son fuentes de energía, sino todo lo contrario. Son sustancias que deplecionan aún más nuestros depósitos energéticos, además de incrementar de forma significativa la formación de EROs por el incremento de la tasa metabólica celular.
Por todo esto, los estimulantes producen una falsa sensación de energía que se debe tener en cuenta, recomendando realizar un consumo de estas sustancias muy controlado.
Técnicas de relajación
Muchos de los pacientes que padecen síndrome de fatiga crónica forman parte de la tipología A, es decir, son perfiles de personas altamente preocupadas con el entorno, muy cumplidoras, que anteponen el cumplir con sus obligaciones a su propio bienestar. Esto termina por afectar a su día a día debido a la excesiva sobrecarga mantenida en el tiempo.
A esto hay que sumar que dichos pacientes terminan también por agotar sus neurotransmisores debido al exceso de actividad simpático-tónica, requiriendo mayor cantidad de micronutrientes que la población sana, agravándose su estado.
Todo paciente que padezca síndrome de fatiga crónica debería aprender técnicas de relajación, con el fin de reducir los niveles de estrés crónico y por tanto, el exceso de oxidación orgánica, esto junto con modificaciones dietéticas y ejercicio puede conseguir una mejor calidad de vida para los afectados.
Soporte ‘social’
En el modelo biopsicosocial, las relaciones entre las personas juegan un papel cardinal para la vida, siendo fuente de salud y de enfermedad, ya que las conductas y las respuestas a las diferentes conductas, llevan consigo la activación de diferentes ejes neuroendocrinos, importante en la modulación orgánica de nuestra homeostasis.
Cuidar nuestras relaciones sociales es uno de los pilares, con el fin de poder regular a nuestro organismo social imbricado fuertemente a nuestro organismo biológico.
Bibliografía:
Björn Regland, Sara Forsmark, Lena Halaouate, Michael Matousek, Birgitta Peilot, Olof Zachrisson, Carl-Gerhard Gottfries. Response to Vitamin B12 and Folic Acid in Myalgic Encephalomyelitis and Fibromyalgia. April 22, 2015. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0124648
Isasi C, Colmenero I, Casco F, Tejerina E, Fernandez N, Serrano-Vela JI, Castro MJ, Villa LF. Fibromyalgia and non-celiac gluten sensitivity: a description with remission of fibromyalgia. Rheumatol Int. 2014 Nov;34(11):1607-12. doi: 10.1007/s00296-014-2990-6. Epub 2014 Apr 12. PMID: 24728027; PMCID: PMC4209093.
1 comentario
11/03/2022 16:36
Me encantó esta publicación muy completa y va a la causa y la solución real y con base científica que esta en la micro-nutrición para el restablecimiento de un profundo desequilibrio
Deja un comentario
No se atenderán consultas médicas *