Cuando nos encontremos con una monocitosis leve, sin ningún contexto clínico, es posible que en la mayoría de los casos no tenga significado clínico patológico, por poder observarse su elevación en muchas enfermedades agudas de forma transitoria. Pudiendo producirse por procesos infecciosos crónicos, autoinmunes, tumoral, hematológicos entre otras situaciones, es por esto, que ante la persistencia de la monocitosis aun cuando esta sea leve, que ha de hacerse una buena anamnesis y exploración, además de repetir la analítica en busca de marcadores que concuerden con la monocitosis leve.
¿Qué debemos hacer si persiste la monocitosis leve?
En último término, en el caso de persistencia de la monocitosis leve sin modificación en el recuento, y sin la aparición de patología asociada, deberíamos acudir al hematólogo para que considere la situación y las pruebas a realizar en el caso que estas se requieran. Pensemos que en la distribución poblacional existirá un pequeño porcentaje en la que sus niveles de monocitos estén levemente elevados sin necesidad de existencia de enfermedad.
¿Por qué se pueden elevar los monocitos?
Los monocitos los encontraremos fundamentalmente en el sistema reticuloendotelial, se producen en la médula ósea y su producción se estimula ante la necesidad del sistema inmune en la asistencia para la eliminación de infecciones, gracias a la producción de factores solubles. Los monocitos tienen una íntima relación con los macrófagos tisulares, interviniendo en la función inmune, es por esto, que los podemos ver principalmente en procesos infecciosos tanto crónicos como agudos, incluso en la fase de convalecencia, es el mecanismo de depuración de detritus y de patógenos, tan importante para el equilibrio el medio interno. No solo los encontraremos elevados en cuadros infecciosos, además en las enfermedades reumáticas y tumorales, hemopatías también aparecerán elevados, por lo que se debe realizar un examen exhaustivo si los niveles de monocitos persisten elevados, para la identificación de la noxa.
La alteración de las constantes justifica su investigación.
Ante la aparición de cualquier tipo de alteración de nuestras constantes orgánicas, debemos preguntarnos ¿Qué está sucediendo? Intimar y conocer nuestro organismo y sus equilibrios es aproximarnos a la salud, a la verdad. La imbricada relación entre nuestro medio interno y el medio externo conduce a modificaciones del primero en relación al uso del segundo, condicionando la expresión de nuestro genoma. Existe una lectura genética no constitutiva derivada del diálogo con nuestro entorno, esta lectura está orquestada por la epigenética, esa maquinaria que se encarga de responder a los mensajes que desde el medio externo son traducidos, modulando la transcripción.
La monocitosis leve es una respuesta a las necesidades inmunológicas, aún sin encontrar una justificación clara, nos dice que nuestro sistema está respondiendo a algún desequilibrio. Por ello una valoración del entorno en el que nos encontramos, a todos los niveles, hacer una evaluación de nuestro estado emocional, mental y físico, puede arrojar luz de los estresores que modifican el equilibrio de nuestro medio interno. Estos estresores han de ser combatidos por medio del retorno a la homeostasis, volver a las constantes que nos perpetuaron, es posible que el retomar ciertos hábitos ancestrales, alimentarnos de la naturaleza en su esencia más pura, favorezca nuestra regeneración por la reducción de los conflictos.
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