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¿Qué es y cuándo se utiliza el ayuno terapéutico?

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El ayuno, aunque parezca algo moderno que se ha extendido en la práctica actual, para nada lo es. El ayuno nos ha ido acompañando a lo largo de toda nuestra historia, formando parte de nuestro sistema de regulación circadiana tanto anual como diaria.

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Se definirá el ayuno como el resultado metabólico tras la abstinencia que se da por la mañana después de toda la noche sin comer (8 horas aprox.). Cuando hablamos de ayuno este puede ser total o parcial, además, puede ser de una comida del día, de días o semanas.

El ayuno total o absoluto hace referencia, tanto al consumo de comida como de agua.

En la actualidad también se realiza el ayuno intermitente que parece ser más llevadero, reduciendo los posibles riesgos que derivan de los ayunos absolutos.

Normalmente, cuando los ayunos son mayores de un día, estos suelen ser parciales en el que se consumen líquidos además del agua.

¿Por qué el ayuno terapéutico?

El ayuno terapéutico es aquel cuya motivación es repercutir positivamente sobre la salud, como puede ser el tratamiento de una enfermedad, con fines únicamente depurativos, para la reducción de peso, para la detoxificación, etc.

Debemos matizar que para cada uno de estos objetivos los ayunos se ajustarán en función de las necesidades y características del ayuno.

Tenemos que tener en cuenta que en el régimen hospitalario (altamente controlado) el ayuno absoluto es muy frecuente y en algunas ocasiones tiene fines terapéuticos. Siendo cierto que se hace, principalmente, previo a alguna prueba médica.

Los principales beneficios del ayuno 

El ayuno nos aporta múltiples beneficios, entre ellos:

El ayuno terapéutico ha de ser controlado

A la hora de hacer un ayuno lo apropiado es que sea controlado o al menos asesorado por un profesional. Sobre todo, en el caso de los absolutos o parciales sin ingesta de calorías.

Puesto que durante el ayuno se van a activar rutas metabólicas que tiene, por sí mismo, toxicidad propia, la formación de cuerpos cetónicos, la reducción calórica intensa, los metabolitos secundarios del metabolismo de las grasas, entre otros procesos pueden llegar a ser peligrosos. También es cierto que esto se puede dar en una minoría de casos.

Esta última situación puede aparecer en un ayuno controlado con el fin de reducir grandes cantidades de tejido graso. Este último al ser movilizado puede contener en su interior sustancias tóxicas liposolubles, así como fármacos igualmente lipofílicos que pueden incrementarse de forma significativa en el torrente circulatorio produciendo toxicidad hepática, renal o en el SNC, por decir algunos de los órganos que se pueden ver afectados.

¿Cómo funciona el ayuno terapéutico?

Los estados de ayuno son aquellas situaciones en las que el organismo activa mecanismos catabólicos de forma que se pueden volcar al torrente circulatorio principios inmediatos suficientes para satisfacer las necesidades energéticas.

El organismo pone en jaque sus estructuras orgánicas para transformarlas en energía tras haberse modificado ciertos biorreguladores, balanceando el metabolismo hacia el catabolismo y obtención de energía.

Con respecto a las rutas energéticas activadas como la glucogenolisis, la lipólisis y la proteólisis, aunque se activan desde el inicio, van variando a lo largo del periodo de ayuno hasta pasar finalmente al dominio de la lipólisis sobre el resto de las rutas.

Una vez que el organismo se queda sin glucógeno, las vías alternativa para obtener energía por parte del SNC, es el empleo de los cuerpos cetónicos y de pequeñas cantidades de glucógeno neoformado, ya que los ácidos grasos no pueden atravesar la barrera hematoencefálica.

Todo esto es gracias a un control hormonal y receptores químicos con el propósito de mantener la homeostasis energética orgánica. Gracias también a mediadores que se producen en el hígado, tejido graso, hipotálamo y otras áreas cerebrales con efectos sobre las conductas y el metabolismo.

El hipotálamo va a ser el gran artífice que se va a encargar de orquestar el ayuno por señales que serán dirigidas por la glucemia, la insulinemia, la leptinemia, la ghrelina, el PYY, y actuarán como reguladores hipotalámicos en el control del apetito, de las conductas a seguir, de la actividad neurovegetativa y de la regulación de los grandes ejes del control hormonal que parten desde el hipotálamo hacia sus órganos diana.

Con todo esto lo que se consigue es movilizar los sustratos orgánicos, obteniendo energía de forma controlada.

¿Es bueno el ayuno terapeútico?

Existen quienes abogan por la realización de ayunos terapéuticos y detractores de estos pensamientos. Lo que tenemos que tener en cuenta es que tras cuatro horas de haber comido, ya se activan los mecanismos de regulación metabólica asociados al ayuno. 

Siendo el ayuno más normal de lo pensado, se deberá controlar cuando excedan de los tiempos a los que estamos expuestos de forma natural, que suelen ser de no más de uno o dos días.

Los mecanismos que intervienen en esta regulación sobre el catabolismo y el anabolismo son altamente dinámicos, sin que sea importante seguir grandes periodos de ayuno para que se activen los sistemas catabólicos.

Por todo esto, que apenas es nada, sobre lo que se conoce de la regulación energética. Las dietas equilibradas asociadas al ejercicio físico, la restricción calórica en ciertos periodos estacionales, la orientación en la forma de alimentarnos con relación a las necesidades energéticas, el aporte de los macro/micronutrientes con un correcto equilibrio hídrico, pueden ser suficiente para una correcta función orgánica.

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