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El líquido cefalorraquídeo (LCR) es el mar interno que riega nuestro sistema nervioso central, es el medio en el que el tejido cerebral emplea como mecanismo de nutrición y depuración.
Las cisternas cerebrales como almacén de LCR
El LCR es producido por los plexos coroideos y absorbidos por las vellosidades venosas, aunque es posible que también esté implicado el sistema linfático. Las cisternas cerebrales nos una reserva de LCR y se comunican con los ventrículos por medio de los agujeros mediano y laterales a la altura el cuarto ventrículo.
Parte del neuro eje flota en las cisternas cerebrales
Tienen las cisternas cerebrales una importante función de sostén mecánico y funcional. Son de interés por contener en su interior mayor cantidad de LCR que el sistema ventricular. Además, discurren vasos y nervios, formando parte del espacio subaracnoideo, por donde finalmente se producirá la resorción, como hemos dicho por la vellosidades venosas.
El LCR es producido por los plexos coroideos y epéndimo, fundamentalmente, es de interés mencionar que forman parte de la barrera hematoencefálica, en ella no existe impedimento al pasaje de agua, gases, solventes como el alcohol o anestésicos, pero sí, para macromoléculas.
El hierro es vehiculizado por la transferrina atraviesa rápidamente la barrera, pero más lento lo hacen K, Na, Mg, Cl, HCO3 y HPO4, y esta menor permeabilidad da lugar a que el equilibrio entre el plasma y el LCR, sea entre 3 a 30 veces superior al que se produce entre el plasma y el líquido intersticial.
Esta particularidad hace que el LCR no sea exactamente igual que el líquido intersticial de otra parte del cuerpo. Tenemos que tener en cuenta que existe un intercambio constante de agua y moléculas, entre compartimentos de toda la economía del organismo, por lo que alteraciones derivadas del egreso o ingreso hidromineral, además de glucosa, urea, vitaminas y otros… Conducen a déficits relativos en la composición del LCR ya que, como hemos mencionado, el transporte es algo más lento entre el plasma y este, que con otros líquidos extracelulares.
Es cierto que está altamente regulada la composición del LCR y que además, también lo está el plasma sanguíneo. Tanto mecanismos locales como generales, interviene en la correcta perfusión del neuro eje, fundamentales para aportar los elementos necesarios para un correcto funcionamiento, como para la eliminación de los desechos.
¿Que se plantea con la Terapia Marina?
La exquisita proporcionalidad mineral de la Terapia Marina con respecto al plasma y el LCR, nos plantea, la probabilidad de favorecer el intercambio de elementos minerales entre plasma y LCR, esto es importante además por estar tan implicados en funciones vitales.
Pero en situaciones en las que se produzcan desequilibrios hidrominerales, el empleo de la Terapia Marina actuará, además, de forma rápida por su elevada biodisponibilidad, gracias a su proporción mineral, y podría minimizar los efectos de estos cambios en el LCR.
Entre estas situaciones nos encontramos la deshidratación hipotónica, y otras situaciones secundarias al exceso de ingreso de agua sin reposición mineral, dando lugar a cuadros de hiperhidratación hipotónica, que si no se cogen a tiempo pueden llegar a ser peligrosas para la propia vida del individuo.
Es pues un buen mecanismo de prevención de estas situaciones, que suelen ser comunes en lugares cálidos o en personas que desarrollan ejercicios de alta intensidad, el reequilibrio hidromineral con el empleo de la Terapia Marina en solución isotónica.
¿Un valor añadido en la Terapia Marina?
Además recalcar un estudio, realizado por la Universidad de Murcia en el que tras hidratar a deportistas con la Terapia Marina durante una prueba de esfuerzo, no solo se observó cambios en la concentración iónica del plasma sanguíneo entre el grupo control y el placebo, sino que además, se observó unos niveles de glucosa más elevados y mantenidos en el tiempo, con respecto al grupo control. De esta observación, podemos deducir, primero: las variaciones iónicas variaron en ambos grupos, pero en particular la concentración de anión GAP, se daban en el grupo control y no en el experimental, elemento a tener en cuenta de forma positiva, pero de difícil valoración fisiológica.
En segundo lugar: Los niveles de glucosa en sangre de los deportistas tratados con Terapia Marina se incrementaron aun cuando el producto carece de ella, por lo que nos podría hacer pensar que favorece la movilización y facilitación de las reservas de glucosa para cubrir las demandas.
El estudio apunta, a la realización de nuevas investigaciones relacionadas entre el deporte y el empleo de la Terapia Marina cisternas cerebrales, que confirmen las orientaciones de los resultados preliminares.
Tras lo mencionado, nos podemos plantear que; si la Terapia Marina favorece el equilibrio plasmático, e incluso es capaz de amortiguar variaciones del PH, y además incrementar la glucemia en plasma en personas sometidas a un esfuerzo físico. Estos hechos pueden ser factores que favorezcan, también, un buen intercambio entre el plasma y el LCR, pudiendo ayudar de esta manera en las funciones neuronales.
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