La gastritis es una inflamación de la mucosa gástrica, en la que encontramos un infiltrado inflamatorio. Produce síntomas como el dolor gástrico, la dispepsia, la náuseas, los vómitos o la pesadez.
A continuación explicamos las causas de la gastritis atrófica y respondemos a las preguntas comunes.
Contents
- 1 ¿Qué es la gastritis crónica?
- 2 ¿Cuáles son las causas de las gastritis crónicas atróficas?
- 3 ¿Qué síntomas produce la gastritis atrófica?
- 4 ¿Es peligrosa la gastritis atrófica?
- 5 ¿Cómo sé si tengo una gastritis atrófica?
- 6 ¿Qué debo hacer si tengo una gastritis atrófica?
- 7 ¿Cuántos tipos de gastritis crónica existen?
- 8 ¿Hay un tratamiento para la gastritis atrófica?
¿Qué es la gastritis crónica?
Cuando la gastritis no se resuelve a tiempo, termina con la cronificación. En los cuadros crónicos existe menos carga inflamatoria, pero encontramos mayor deterioro de la función gástrica. En algunas ocasiones aparece atrofia de la mucosa gástrica y alteraciones epiteliales como es la aparición de metaplasias.
¿Cuáles son las causas de las gastritis crónicas atróficas?
Existen tres entidades que son las principales causas de la aparición de la gastritis crónica estas son:
- La bacteria H. pylori.
- La gastritis autoinmune.
- El consumo crónico de fármacos, en particular los AINEs.
En los tres caso nos podemos encontrar, con los años, una atrofia de la mucosa dando lugar a una gastritis atrófica.
¿Qué síntomas produce la gastritis atrófica?
Los síntomas que podemos padecer son:
- Sensación de plenitud.
- Dolor abdominal.
- Náuseas y vómitos.
- Distensión gástrica.
- Saciedad precoz.
- Pirosis o ardor gástrico.
- Reflujo.
¿Es peligrosa la gastritis atrófica?
Debido a que en muchos casos en las gastritis atróficas se encontrarán transformaciones de la mucosa, como respuesta a la agresión crónica, se debe tener mucho cuidado con estas transformaciones y controlarlas de forma estrecha.
En muchas muestras que se toman por biopsia aparecen lesiones con metaplasia intestinal que, debido a los posibles riesgos de malignización, se considera una lesión preneoplásica.
Se ha podido valorar, por medio del seguimiento de las gastritis, que estas lesiones metaplásicas pueden evolucionar a displasias y posteriormente a adenocarcinomas gástrico.
¿Cómo sé si tengo una gastritis atrófica?
Como hemos mencionado, los síntomas nos empujarán a una consulta médica. Tras la anamnesis y la exploración física se deberá tomar biopsias por medio de la pruebas complementarias. Todo esto es fundamental y determinará, gracias a la anatomía patológica, la existencia de la gastritis atrófica.
¿Qué debo hacer si tengo una gastritis atrófica?
Una vez diagnosticada la gastritis atrófica por medio de la biopsia, el especialista te instará a revisiones periódicas por medio de la endoscopia gástrica. Para que se pueda controlar la evolución de la enfermedad.
En muchas de las ocasiones el agente asociado a la gastritis crónica atrófica es Helicobacter pylori detectada por diversas pruebas. Este se considera carcinogénico por su implicación en el adenocarcinoma gástrico, pero su erradicación con este fin es motivo de controversia.
En el caso de las gastritis atróficas inmunitaria, se deberá orientar el diagnóstico por medio de una analítica con serología. De hecho, la enfermedad puede ser detectada con una muestra de sangre, en la que se puedan valorar los niveles de vitamina B 12, anticuerpos frente al factor intrínseco, niveles de gastrina y pepsinógeno.
¿Cuántos tipos de gastritis crónica existen?
Podemos encontrar principalmente dos tipos de gastritis crónicas atróficas. Estas son:
- La gastritis atrófica autoinmune, que tiene una afectación difusa y la que deriva de la infección por Helicobacter pylori que tiene afectación antral o multifocal.
- Las gastritis crónicas secundarias a la infección por Helicobacter pylori. En particular cuando cursan con metaplasia, se pueden clasificar en seudopilórica, pancreática o intestinal. Además, la intestinal puede subclasificarse en las de tipo I (intestinal), tipo II (enterocólica), tipo III (colónica).
Esto es importante, porque tanto la metaplasia intestinal como la extensión de la atrofia, son un buen indicador de premalignidad. Además, el cáncer gástrico está menos asociado a las metaplasias de tipo I y II.
En el caso de las secundarias a la gastritis autoinmune, nos encontramos anticuerpos contra células parietales con déficit de factor intrínseco.
La hipoclorhidria que se produce también dará lugar a una hiperplasia, pero en este caso nos podemos encontrar con neoplasias neuroendocrina y adenocarcinoma gástrico, teniendo este último una incidencia baja.
¿Hay un tratamiento para la gastritis atrófica?
En el caso de las gastritis atróficas secundarias a la infección por H. Pylori, en primera instancia se debe erradicar la infección, además del uso de antiácidos y los IBPs o H2.
En el caso de las gastritis autoinmunes se deben controlar los niveles de B 12 y tratar el déficit de B 12.
Se deberán realizar el seguimiento periódico de todos los afectados por gastritis crónica atrófica, para prevenir el avance de la enfermedad a entidades más graves.
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