La dispepsia es un síntoma digestivo que afecta al hemiabdomen superior. Es un trastorno asociado principalmente a la ingesta, que hace referencia a la sensación de malestar por sensación de plenitud, saciedad precoz, dolor, hinchazón, etc. Puede ser idiopático (dispepsia funcional) o secundario a una patología orgánica o de causa conocida. Debido a que puede ser una patología funcional o derivar de una alteración orgánica, lo primero de todo, es descartar que la dispepsia se deba a una enfermedad orgánica.
¿Cuáles son los factores desencadenantes y con qué frecuencia aparece este trastorno?
La dispepsia afecta a un porcentaje importante de la población. Cerca del 40% de las personas ha padecido un episodio de dispepsia de los cuales un 26% lo refieren en los últimos 6 meses. Los cuadros de dispepsia pueden cubrir el 5-10% de las consultas en atención primaria. Entre los factores de riesgo de la dispepsia nos encontramos con:
- AINEs
- H. pylori
- Situaciones de estrés
- Hábitos tóxicos
Otros factores que se asocian, pero con menor evidencia, son:
- La susceptibilidad individual del tracto gastrointestinal
- Trastornos psiquiátricos
- Factores inmunológicos
- La predisposición genética
Englobándose tanto las dispepsias orgánica o de causa conocida, la funcional y la no investigada.
¿Cuál es el tratamiento para la dispepsia?
El tratamiento de la dispepsia dependerá de si es una dispepsia no investigada, funcional u orgánica. En todo caso, lo primero de todo consiste en descartar el daño estructural y en el caso de haberlo (dispepsia orgánica o de causa conocida) proceder al tratamiento de la causa. Según el caso se puede proceder de distintas formas:
- En pacientes con dispepsia no investigada mayores de 55 años y/o signos de alarma, es recomendable la realización de una endoscopia digestiva alta, para descartar patología grave.
- En el caso de ser menores de 55 años y sin signos de alarma, se recomienda la estrategia de “TEST and TREAT”.
- Si el origen es por el consumo de fármacos como los AINEs se procederá su eliminación y evaluar la evolución de paciente.
- En el caso de estar infectados por H. pylori se procederá al tratamiento erradicador.
En cualquiera de las situaciones será el médico de atención primaria o el especialista, quienes determinen la estrategia a seguir.
Criterios Roma IV para para la dispepsia funcional
Debido a su elevada prevalencia, vamos a hacer una breve introducción a la dispepsia funcional y sus criterios diagnósticos. Por medio de los criterios Roma IV, lo que se pretende es la aproximación diagnóstica de las patologías funcionales. Estas deben cumplir de forma general:
- Síntomas durante más de 6 meses
- Clínica presente en los últimos tres meses
- La no existencia de alteraciones estructurales
La clasificación Roma IV considera a la dispepsia funcional dentro del clúster de los trastornos funcionales gastroduodenales. La dispepsia funcional se puede dividir en:
- Sdr. de distrés postprandial
- Sdr. de dolor epigástrico
La dispepsia funcional es la más frecuente de los trastornos funcionales gastrointestinales. En esta se debe cumplir con unos criterios mínimos para su diagnóstico (al menos dos) de los siguientes:
- La saciedad precoz
- Pesadez postprandial
- Dolor epigástrico
- Ardor epigástrico
- Descartar anomalías que puedan justificar la clínica por medio de la realización de una gastroscopia negativa
Hábitos higiénico dietéticos en la dispepsia
Hemos visto como un número importante de los factores de riesgo depende de un estilo de vida saludable. Desde la perspectiva del modelo bio-psico-social podemos comprender cómo el entorno y todo lo que lo representa, influye en mayor o menor medida en nuestra calidad de vida. Lavado de manos y alimentos crudos y un correcto cocinado reducen significativamente el riesgo de infecciones. Entre ellas la de H. pylori implicada en los cuadros de dispepsia. La realización de ejercicio moderado es un buen procinético que favorece la actividad digestiva y emuntoria. Además, el ejercicio junto con actividades relajantes reducen el estrés, factor claramente implicado en los cuadros de dispepsia. Y en su conjunto, si somos capaces de armonizarnos, ajustar nuestra dieta, realizar ejercicio saludable, tener una vida social sana podremos reducir el consumo de fármacos. También implicados en el desarrollo de esta enfermedad. Siendo un trabajo arduo, de baja adherencia por la modificación de muchos hábitos, es importante reconducir nuestros propósitos y las prioridades de vida, de forma que se concierte la satisfacción psíquica con la física y la mental. El modelo bio-psico-social debe ser el núcleo que orienta nuestra inercia de vida. De forma que nuestro desarrollo se comprenda como un conjunto de metas y no que una meta someta al todo y termine por destruirlo.
El agua de mar en la dispepsia
Desde Hipócrates hasta la actualidad el agua de mar se ha empleado como un complemento útil para el equilibrio de la salud. En el caso concreto de la dispepsia también se ha utilizado el agua de mar. No solo para el tratamiento de las alteraciones gastrointestinales, sino también, para tratar los efectos derivados de las alteraciones del a mucosa gastrointestinal que da lugar a alteraciones extraintestinales. En la obra del Dr. P. Barrère, publicada en 1907, se muestra como el agua de mar puede ser beneficiosa en el tratamiento de las alteraciones gastrointestinales y urinarias. La obra con el título “L´EAU DE MER En ingestión dans les dyspepsies” nos ofrece una lectura interesante mostrando cómo se puede emplear el agua de mar en patologías tan diversas como las alteraciones gastrointestinales o los efectos sobre la excreción urinaria.
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