La depresión primaveral o astenia primaveral es uno de los trastornos más comunes que nos encontramos en este periodo del año. Desde la perspectiva médica, se considera a la astenia primaveral como un trastorno afectivo emocional, cierto que no es una enfermedad, pero la gran avidez médica por ponerle nombre a todo no hace de esto un indicador de un cuadro patológico.
Se deba o no medicalizar la depresión primaveral, lo cierto es que la primavera “la sangre altera” y las percepciones de las personas que la padecen coinciden en las características, por lo que algo debe estar sucediendo.
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Depresión primaveral y climatoterapia
La climatoterapia disciplina de la hidroterapia médica, es la encargada de estudiar la relación existente entre la aparición o agudización de ciertas enfermedades con respecto al clima. Debemos tener en cuenta que los cambios de temperatura, de presión, humedad, el viento, incluso las modificaciones iónicas atmosféricas tienen efectos sobre la física orgánica.
Esta asocia el cambio hacia un clima cálido con el debilitamiento de la fuerza del organismo, siendo este, de leve a moderado por tanto de baja relevancia.
Por lo que se entiende que es un fenómeno natural al que el organismo debe adaptarse, ya que de la misma forma que una rodilla lesionada detecta los cambios de tiempo, los estados emocionales responden a estos cambios a su manera, mediante percepciones emocionales, cambios en el estado de ánimo…
Depresión primaveral ¿qué la causa?
En la actualidad existen múltiples teorías, pero ninguna está clara. En muchos casos lo que se producen en estos periodos de cambio, son agudizaciones de procesos latentes, en otros casos como con las alergias en sí mismas y por el empleo de antihistamínicos puede ser la causa de la astenia primaveral por los efectos que tiene sobre el sistema nervioso y vascular.
Nos podemos encontrar con cardiópatas, hipertensos, en los que los cambios en la temperatura ambiente tienen efecto sobre el sistema vascular y de esta forma conduzcan a una mayor percepción de los efectos del empleo de los fármacos.
Existen muchas otras situaciones que de forma secundaria nos pueden derivar en una depresión primaveral y en la mayoría de ella lo que nos indica es que existía una afectación previa y la primavera la ha agudizado. Por lo que debemos pensar en cómo nos encontramos física, emocional y socialmente para que los cambios estacionarios no nos conduzcan a cambio psicoemocionales.
Por lo que tenemos que pensar que, en muchos de los casos en los que nos encontramos con una supuesta astenia o depresión primaveral, subyace una patología crónica y por lo tanto no nos encontramos con una depresión primaveral en sensu stricto.
¿Qué debemos hacer para prevenir la depresión primaveral?
Lo primero de todo es definir si nos encontramos con una verdadera depresión primaveral, que es esta un trastorno menor aparentemente asociado a los cambios climáticos o en cambio se produce por la agudización de algún proceso crónico.
Una vez tomado en cuenta lo anterior, aceptar que en cada estación se van a producir cambios neuroendocrinos modificando la cinética metabólica y bioquímica orgánica. Esto es fundamental para comprender que, nuestra relación con el entorno es muy íntima, por lo tanto, debemos actuar en armonía con este.
Debemos centrarnos en los ciclos y reconocerlos armonizarnos con ellos, siguiendo las pautas estacionarias modificando nuestras conductas, alimentación y utilización de nuestras energías con relación a ellas. Así nuestros órganos y sistemas se armonizarán con los ciclos naturales, normalizando nuestros biorritmos.
La Terapia Marina en el equilibrio orgánico para la adaptación al cambio
Como hemos mencionado los ciclos anuales con los estacionales, vienen acompañados de conductas determinadas tanto en el ámbito comportamental como alimenticio.
En la actualidad debido a la modernización se ha perdido un compás dinámico que modificaba de forma armónica las funciones de nuestro organismo, causado por un entorno que nos influía de una manera más íntima.
En la actualidad podemos pasar todo un verano, otoño e invierno a base de comida rápida, con poca modificación en el consumo de productos vitalizantes.
Este es, uno de los factores que influye en la desadaptación y puede prestar importancia significativa en ciertas estaciones como, en la primavera.
En los inviernos lo más frecuente es el empleo de cereales, legumbres y algunas hortalizas que se conservan con mayor facilidad que frutas y verduras, pero debido a la industrialización, en la actualidad estos productos se han sometido a procesos de refinamiento perdiendo importantes propiedades, en particular la carga mineral. En consecuencia, en el inicio de la primavera es fácil que el ciclo de actividad metabólica que se desarrolla sea excesivo para las capacidades de un organismo desmineralizado y desvitaminizado, produciendo dificultades a las catálisis enzimáticas, teniendo consecuencias en los estados de ánimo.
Es por ello, que el empleo de la Terapia Marina, gracias a que ofrece el pool hidromineral necesario para el organismo con unas proporciones ideales, las células podrán emplear estos elementos para sus funciones.
La depresión primaveral también se asocia a efectos inflamatorios como infecciones virales, fiebre del heno y aumento de la carga tóxica por un metabolismo muy activo, y por todo esto la Terapia Marina puede ser un buen complemento ya que tiene como uno de sus efectos influir en las funciones inmunomoduladoras y antiinflamatorias.
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